COP28 necesita fomentar un enfoque más informado y responsable del consumo.
Por Kimberly Carey Coffin, Directora Técnica de Aseguramiento de la Cadena de Suministro de LRQA
COP28 presenta este año una serie de temas en la agenda relacionados con la alimentación y la agricultura, destacando la relación vital entre el cambio climático y el consumo sostenible. Entre los problemas que requieren atención se encuentra la asombrosa cantidad de desperdicio de alimentos desde la granja hasta el tenedor, un desafío exacerbado por la intrincada danza del cambio climático y su impacto impredecible en la agricultura.
Los organizadores de COP afirman que en 2022, casi un tercio de la producción mundial de alimentos se perdió o desperdició, costando billones e intensificando el hambre global. Con esa vívida imagen en mente, existe una necesidad urgente de pasar de la discusión a la acción decisiva en COP28 apoyando las cadenas de suministro globales para lograr un consumo sostenible y una reducción en el desperdicio de alimentos.
Incertidumbre climática
El cambio climático ha inaugurado una era de incertidumbre para la agricultura, alterando las temporadas de cultivo tradicionales, intensificando los eventos climáticos extremos y aumentando la frecuencia de patrones climáticos impredecibles. Desde sequías prolongadas hasta heladas fuera de temporada, los agricultores luchan con condiciones que desafían las normas históricas.
A nivel de granja, la incertidumbre climática se traduce en una miríada de desafíos. Los patrones climáticos erráticos pueden llevar a fallas en los cultivos, rendimientos más bajos y una mayor susceptibilidad a plagas y enfermedades. Los agricultores enfrentan la difícil tarea de adaptar sus prácticas a un clima cambiante, a menudo con recursos limitados. El excedente o los productos dañados, a menudo considerados inadecuados para el mercado, contribuyen significativamente al desperdicio de alimentos en el origen mismo de la cadena de suministro.
Esta incertidumbre no solo pone en peligro los rendimientos de los cultivos, sino que también introduce una capa adicional de complejidad en la gestión de toda la cadena de suministro de alimentos.
Vulnerabilidad de la cadena de suministro: un efecto dominó
El efecto dominó de los desafíos inducidos por el clima se extiende a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos. El clima impredecible puede interrumpir las rutas de transporte, causando retrasos y deterioro. La calidad de los insumos de materias primas también se vuelve más variable, lo que a su vez significa el potencial de un aumento en el desperdicio en los fabricantes. Los distribuidores y minoristas pueden enfrentar dificultades para mantener niveles de inventario consistentes debido a la incertidumbre en la disponibilidad de productos frescos, lo que a su vez contribuye al descarte de alimentos perfectamente comestibles, perpetuando el ciclo de desperdicio desde la granja hasta el tenedor.
La imprevisibilidad de las condiciones climáticas también influye en el comportamiento del consumidor. La percepción de irregularidades en el suministro de alimentos lleva al acaparamiento y a compras impulsivas, con artículos perecederos descartados debido a la compra excesiva o al miedo al deterioro. COP28 necesita fomentar un enfoque más informado y responsable del consumo.
Una comunidad agrícola inclusiva
Si bien los datos, el análisis y la tecnología más amplia tienen el potencial de mitigar el impacto de la incertidumbre climática en la producción y distribución de alimentos, también presentan desafíos. Los recursos pueden optimizarse y los desafíos potenciales pueden predecirse, lo que significa que las granjas son más resilientes, pero el rápido ritmo de los avances tecnológicos puede crear brechas. Hay disparidades en los niveles de acceso a la tecnología entre agricultores y regiones, lo que significa que algunos se quedan atrás. COP28 debe abordar estas desigualdades, enfatizando los esfuerzos colaborativos a lo largo de la cadena de suministro y soluciones tecnológicas inclusivas que beneficien a toda la comunidad agrícola global.
Los gobiernos y los organismos internacionales también tienen un papel que desempeñar y deben formular políticas que incentiven la agricultura inteligente frente al clima, asegurando que los agricultores tengan las herramientas y el conocimiento para adaptarse a las condiciones cambiantes. El apoyo financiero para prácticas sostenibles y la investigación sobre variedades de cultivos resistentes pueden allanar el camino para un sistema alimentario más robusto y sostenible.
Desde la granja hasta el tenedor, cada etapa de la cadena de suministro debe fortalecerse contra los impactos de un clima impredecible, y COP28 puede ser un punto de inflexión.
Aseguramiento de la cadena de suministro por parte de especialistas del sector alimentario
Independientemente de la ubicación o el estado económico, los miembros de la cadena de suministro de alimentos deben estar empoderados por soluciones impulsadas por la tecnología y equipados con prácticas agrícolas resilientes al clima, mientras que los consumidores deben ser educados sobre el impacto de los hábitos de consumo responsables. Desde la granja hasta el tenedor, cada etapa de la cadena de suministro debe fortalecerse contra los impactos de un clima impredecible, y COP28 puede ser un punto de inflexión donde nos comprometemos con un futuro resistente, sostenible y libre de desperdicios para la alimentación de las generaciones venideras.
Además de los riesgos relacionados con el clima, la industria alimentaria también se enfrenta a crecientes demandas de responsabilidad social, requisitos más estrictos de partes interesadas y gobiernos, mayor escrutinio en seguridad alimentaria y trazabilidad, así como riesgos para la reputación de la marca y preocupaciones de rentabilidad. LRQA se enorgullece de su trabajo ayudando a la industria alimentaria a navegar el nuevo panorama de riesgos y da la bienvenida a COP28 como una voz global en la concienciación sobre los problemas.